miércoles, 19 de septiembre de 2012

La manipulación de las masas

El problema del ser humano como individuo es que cuando pierde esa individualidad y, junto con otros como él, se transforma en turba, plebe o masa, es muy fácilmente manipulable y se convierten en presa de seudolíderes, políticos o religiosos, que los hacen instrumentos de su ambición y en carne de cañón para sus, más o menos, inconfesables fines.
En tiempos de crisis, del tipo que sea, esta realidad se acentua; el individuo socialmente más débil está más que dispuesto a escuchar y seguir a todo aquel que le diga lo que él quiere oir, al que le muestre un camino por irreal e ilusorio que este sea, porque de eso no va a darse cuenta hasta mucho después, cuando aquellos líderes están lejos, posiblemente disfrutando de una más que agradable vida y ellos. otra vez individuos, pagan los desvarios y megalomanías de sus supuestos líderes.
Los nacionalistas han conseguido convencer (o eso dicen) al 51% de los catalanes de que los culpables de la crisis y del agujero económico de Cataluña no son el gasto sin control y la corrupción de su mafia política, sino el resto de los españoles, por tanto les venden la moto, y ellos la compran, de que la solución está en la secesión. Les han hecho creer que una vez independientes, automáticamente, serán un estado de la Unión Europea de pleno derecho. Cuando descubrán la falacia, otra más de tantas, será muy tarde y estarán de mierda hasta las orejas. Pero no importa, todo nacionalismo basado en un supuesto hecho diferencial es excluyente, los que no son como nosotros no son de los nuestros, piensan; entonces es fácil encontrar nuevos culpables, sus líuderes los buscarán para ellos, alguien en quien descargar la rabia y la impotencia, alguien en quien descargar la incapacidad y mal hacer de sus mandatarios. ¿Quienes serán los nuevos culpables? No importa, se inventan. No importa lo enorme que sea una mentira, si se repite muchas veces acabará siendo verdad. La idea de Goebbels era más o menos esa.

En mi opinión la lengua no es un hecho diferencial, sino un bagaje cultural que se enriquece en el intercambio con otras lenguas. Las lenguas que se enquistan, como las costumbres, acaban muriendo de endogamia, se convierten en fósiles. La barretina no es un hecho diferencial como tampoco lo es el sombrero cordobés. Lo es, sin embargo, falsificar la historia; es el hecho que marca la diferencia entre el manipulador y el resto de los individuos.

Las futuras generaciones los juzgarán. Nosotros solo podemos opinar.

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