miércoles, 5 de diciembre de 2012

¡Que sabrá usted lo que pueden o no entender los pensionistas españoles!

No, señora Báñez, los pensionistas españoles no entienden que no se revaloricen sus pensiones según el IPC, como marca la ley. Los pensionistas españoles no creen que ustedes estén haciendo ningún esfuerzo en esa dirección, antes al contrario. Los pensionistas españoles no entienden que se erija usted en portavoz de sus sentimientos, los mismos que ignora y tergiversa. Los pensionistas españoles no
entienden que sea usted titular de un Ministerio del que, a la vista de sus méritos, difícilmente formaría parte del servicio de limpieza. Lo que el pensionista español cree y siente es que están ustedes muy ocupados en quitarles lo poco que les queda haciéndoles pagar lo que les corresponde por derecho después de toda una vida, su vida útil, cotizando; y todo eso para que una caterva de sinvergüenzas malnacidos y peor paridos, una panda de parásitos vivan alimentándose de su sangre. Lo que el pensionista español cree y siente es que están ustedes muy ocupados en indultar a los corruptos y prevaricadores, a los defraudadores e, incluso narcotraficantes. Y también cree que, a estas horas, más de uno de ustedes ya está pensando en como solucionarle la papeleta a Díaz Ferran para que, otro más, se vaya de rosita. ¿O es que a este no le deben ningún favor? Lo dudo.

viernes, 23 de noviembre de 2012

La apuesta de Pascal


Ya que me he metido en lo profundo y aun a riesgo de ahogarme:
Según me enseñaron "cuando chico", basta el arrepentimiento para que Dios te permita la entrada en el Cielo. Así las cosas, muchos ateos solicitan la presencia de un sacerdote cuando presienten la cercanía de su muerte, circunstancia esta que los católicos utilizan a su favor diciendo que demuestra la veracidad de la existencia de Dios, puesto que hasta los que la negaban lo buscan en sus últimos momentos.
Desde el punto de vista del ateo, la cosa es muy distinta: Yo no creo en Dios, pero hay la posibilidad de que exista, si Dios existe también pueden existir el Cielo y el Infierno, por tanto puedo haber vivido equivocado toda mi vida. Si me arrepiento de mi error y reconozco la existencia de Dios y resulta que es cierto ¿que pierdo? Nada. ¿Que gano? El Cielo. Si no me arrepiento y continúo negando la existencia de Dios y es verdad que no existe ¿que pierdo? Nada. ¿Que gano? Nada. Merece la pena que me arrepienta, es una apuesta segura no tengo nada que perder y un Cielo que ganar.
A esto se le llama la apuesta de Pascal, que la expresó del siguiente modo (según Wikipedia):

Vous avez deux choses à perdre : le vrai et le bien, et deux choses à engager : votre raison et votre volonté, votre connaissance et votre béatitude; et votre nature a deux choses à fuir : l'erreur et la misère. Votre raison n'est pas plus blessée, en choisissant l'un que l'autre, puisqu'il faut nécessairement choisir. Voilà un point vidé. Mais votre béatitude ? Pesons le gain et la perte, en prenant croix que Dieu est. Estimons ces deux cas : si vous gagnez, vous gagnez tout; si vous perdez, vous ne perdez rien. Gagez donc qu'il est, sans hésiter. », Pensées
Blaise Pascal (1670)

Traducido quiere decir lo siguiente:

Usted tiene dos cosas que perder: la verdad y el bien, y dos cosas que comprometer: su razón y su voluntad, su conocimiento y su bienaventuranza; y su naturaleza posee dos cosas de las que debe huir: el error y la miseria. Su razón no está más dañada, eligiendo la una o la otra, puesto que es necesario elegir. He aquí un punto vacío. ¿Pero su bienaventuranza? Vamos a pesar la ganancia y la pérdida, eligiendo cruz (de cara o cruz) para el hecho de que Dios existe. Estimemos estos dos casos: si usted gana, usted gana todo; si usted pierde, usted no pierde nada. Apueste usted que Él existe, sin titubear. Pensamientos.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

La manipulación de las masas

El problema del ser humano como individuo es que cuando pierde esa individualidad y, junto con otros como él, se transforma en turba, plebe o masa, es muy fácilmente manipulable y se convierten en presa de seudolíderes, políticos o religiosos, que los hacen instrumentos de su ambición y en carne de cañón para sus, más o menos, inconfesables fines.
En tiempos de crisis, del tipo que sea, esta realidad se acentua; el individuo socialmente más débil está más que dispuesto a escuchar y seguir a todo aquel que le diga lo que él quiere oir, al que le muestre un camino por irreal e ilusorio que este sea, porque de eso no va a darse cuenta hasta mucho después, cuando aquellos líderes están lejos, posiblemente disfrutando de una más que agradable vida y ellos. otra vez individuos, pagan los desvarios y megalomanías de sus supuestos líderes.
Los nacionalistas han conseguido convencer (o eso dicen) al 51% de los catalanes de que los culpables de la crisis y del agujero económico de Cataluña no son el gasto sin control y la corrupción de su mafia política, sino el resto de los españoles, por tanto les venden la moto, y ellos la compran, de que la solución está en la secesión. Les han hecho creer que una vez independientes, automáticamente, serán un estado de la Unión Europea de pleno derecho. Cuando descubrán la falacia, otra más de tantas, será muy tarde y estarán de mierda hasta las orejas. Pero no importa, todo nacionalismo basado en un supuesto hecho diferencial es excluyente, los que no son como nosotros no son de los nuestros, piensan; entonces es fácil encontrar nuevos culpables, sus líuderes los buscarán para ellos, alguien en quien descargar la rabia y la impotencia, alguien en quien descargar la incapacidad y mal hacer de sus mandatarios. ¿Quienes serán los nuevos culpables? No importa, se inventan. No importa lo enorme que sea una mentira, si se repite muchas veces acabará siendo verdad. La idea de Goebbels era más o menos esa.

En mi opinión la lengua no es un hecho diferencial, sino un bagaje cultural que se enriquece en el intercambio con otras lenguas. Las lenguas que se enquistan, como las costumbres, acaban muriendo de endogamia, se convierten en fósiles. La barretina no es un hecho diferencial como tampoco lo es el sombrero cordobés. Lo es, sin embargo, falsificar la historia; es el hecho que marca la diferencia entre el manipulador y el resto de los individuos.

Las futuras generaciones los juzgarán. Nosotros solo podemos opinar.
Independencia: ¿A cuanto va el kilo?

Es mi opinión que no les han salido las cuentas a los políticos independentistas catalanes. Y no les han salido porque creo yo que esperaban, por una parte, encendidas declaraciones de algunos políticos y, por otra, contramanifestaciones anticatalanas en el resto de España. No se han producido ninguna de las dos cosas porque a los políticos les faltan ‘güevos’ para dar una respuesta a las propuestas independentistas que deje meridianamente clara su postura al respecto, prefieren seguir jugando con la ambigüedad cuando no con dos barajas (típico de todo ventajista) con miras a posibles futuros pactos; la tibia o nula respuesta de los españoles no es otra cosa que total indiferencia. ¿Quién puede echárselo en cara a un pueblo que empieza a estar harto de de ser manipulado al antojo de cuatro politiquillos incultos, pelagatos de hemiciclo y pasillo, cuyo único mérito es militar en un partido y contar con el apoyo de amigos y familiares con dinero, lo cual les permite contratar a un buen asesor de imagen?
Sea como sea estas dos carencias les ha desmontado el poder enarbolar la bandera del victimismo, que les es tan propio, mostrando el anticatalanismo españolista. Otra vez será.

Por otra parte, los independentista insisten en afirmar que, en caso de una hipotética independencia, el comercio y economía de Cataluña no se verían afectados en absoluto, ya que, según su opinión, los españoles, no iban a cambiar, por ejemplo, el cava catalán por el champagne francés, más caro; es posible que en eso lleven razón, pero también es posible que lo cambien por un cava español no catalán, que haberlo, haylo. También afirman que si los españoles dejaran de comprar productos catalanes, lo único que pasaría es que abrirían nuevos mercados; así, de un día para otro. Opinan que los españoles no retirarían su dinero de los bancos catalanes (Sabadell, La Caixa, etc.); yo no puedo saber lo que harían el resto de los españoles, pero si sé muy bien que yo, puestos a tener el dinero en el extranjero, lo tendría en otro extranjero.

Y todo esto es hablar por hablar, porque en realidad solo se trata de conseguir más dinero con el que tapar o chapucear la deuda que tiene actualmente la Generalitat y eso, mañana día 20, se lo va a dar, y más, el Sr. Rajoy al Sr. Mas.

Y ahí dejo un recordatorio del talante democrático de algunos independentistas:

http://www.youtube.com/watch?v=A1E1nZvwrHo&feature=fvst

viernes, 11 de mayo de 2012

Las pequeñas cosas

Yo no sé lo que busco eternamente
en la tierra, en el aire y en el cielo;
yo no sé lo que busco; pero es algo
que perdí no sé cuando y que no encuentro,
aun cuando sueñe que invisible habita
en todo cuanto toco y cuanto veo.

Rosalía de Castro

“Hay días hechos de nimiedades, días de los que uno se acuerda sin que pueda saber verdaderamente por qué.
Hay días hechos de nimiedades y que llenan el alma de melancolía, momentos de soledad de los que uno se acuerda durante mucho, mucho tiempo.”
Marc Levy, El Primer Día.

Hay días, como hoy, en que se te viene encima, como una losa pesada y enorme, la sensación, la percepción más bien, de las cosas que por desidia o inconsciencia se dejaron de vivir o, al menos, no se vivieron en toda su dimensión. A veces son oportunidades que pasaron y que nunca más volvieron, otras veces son palabras que se dijeron o que debieron ser calladas, y otras veces son solo momentos que se vivieron, que se saben importantes pero a los que no supimos darle significado, si es que significaron algo, pero que por alguna razón dejaron en nuestras vidas, en nuestras almas, un poso de desazón y una muesca en el recuerdo. Son como suaves caricias que nos hace la vida y que dejan una extraña, y dulce, sensación muy por debajo de la piel y el sabor, amargo, de la pérdida. Pero ¿Cómo puede perderse lo que nunca se ha tenido? ¿Cómo te acaricia lo que nunca te ha rozado? ¿Cómo se extraña lo que no has conocido?

Hace ya mucho tiempo tenía un cuaderno en el que, como ahora aquí, escribía sobre cosas que sentía. No era un diario a la manera tradicional, ni de ninguna otra manera, pues, como ahora, pasaban semanas sin que lo abriera; eran visitas esporádicas en noches de insomnio, en momentos de soledad, en días, en fin, tristes. También escribía, a veces, cuando intentaba dar una explicación a sentimientos o sensaciones que experimentaba ante algunas cosas que me cogían por sorpresa y que no sabía comprender.

Hace ya mucho tiempo que desapareció aquel cuaderno, posiblemente victima de algún momento racional, cuando releer nuestras autoconfesiones nos hace sentir vulnerables, desnudos y emocionalmente indefensos ante todo y todos. No añoro ninguna de las frases o palabras que tan torpemente escribí allí intentando entender lo que, posiblemente, no eran mas que elucubraciones surgidas del insomnio o la soledad, intentos de explicar lo que no comprendía o lamentaciones por lo que si comprendía; no se si hice bien o mal destruyendo tantas horas de palabras, polvo que se llevó el viento, ideas y sentimientos mal moldeados en frases a fin de tenerlos sujetos. Recuerdo, sin embargo, una página en particular. Hoy ha vuelto, vívida, a mi memoria casi cuarenta años después. Trataba en ella de dar sentido, de encontrar significado, a un segundo apenas de mi vida. No se por qué hoy ha vuelto a mi, después de tanto tiempo, ese recuerdo.

Me acuerdo de aquella noche como si fuese ayer mismo, como si no hubiesen pasado años.
Era un viernes. O un Sábado, quizás. Uno de tantos, tan distinto, sin embargo, durante unos pocos segundos aunque tampoco ahora sepa decir por qué.

Ya la había visto otras veces; aunque en círculos diferentes, frecuentábamos los mismos ambientes e incluso teníamos amigos en común. Pero aquella vez hubo alguna diferencia; de perfil, a contraluz en la semipenumbra del local, me pareció especial y no pude dejar de mirarla; en un momento nuestras miradas se cruzaron y nuestros ojos quedaron trabados un segundo más de lo normal y fue ahí, en ese preciso momento, cuando sentí algo extraño. No estoy hablando de un flechazo ni de amor; no, nada de eso tiene que ver con lo que ocurrió en aquel pequeño instante. Creo que estoy hablando de reconocimiento, de la sensación de conocer profundamente a una persona aún cuando no la has visto o hablado con ella nunca. Me quedó tan marcado ese momento que pocas horas después estaba sentado delante de aquel cuaderno intentando describirlo, intentando averiguar que había pasado, que me había pasado a mí. Ni lo supe entonces ni lo sé ahora. Tampoco sé porque hoy me ha venido el recuerdo de aquellas líneas, media página quizás. Nunca habíamos hablado. Nunca lo hicimos. Nuestras miradas se cruzaron algunas veces más aquella noche, pero ya no fue lo mismo. Hoy, casi cuarenta años después, creo que ambos, porque estoy seguro de que ella también sintió ese algo extraño, intentábamos en cada mirada dar respuesta a ese segundo. ¿Realmente había pasado algo? No lo sabré. No volví a verla y la magia de aquel segundo solo fue recuerdo en una página de un cuaderno que hoy también es recuerdo. Su nombre lo supe cuando lo vi, como pie de foto, junto a la noticia que daba cuenta del fatal accidente que se la llevó. Hoy su nombre también ha huido de mi memoria, y quizás sea eso lo que me pone triste. No lo sé.

¿Qué hubiese pasado si aquella noche hubiésemos hablado? ¿Sería hoy un recuerdo aquella mirada o, por el contrario, se hubiese roto el hechizo de aquel segundo? Seguramente hoy no estaría hablando de ello.

Quizás no fue nada, quizás solo fue una de esas pequeñas cosas, piezas de un complicado mosaico, que van conformando nuestras vidas y que, aún ignorando el por qué, la justifican. Pequeñas cosas que te hacen recordar una mirada y olvidar el nombre de quien te miró, que te hacen recordar unos ojos pero olvidar un rostro. Pequeñas cosas que no entendemos y que, no obstante, pueden hacer saltar una lagrima cuando, eso sí, nadie nos ve.

domingo, 12 de febrero de 2012

Francia acusa a los guerrilleros de “doping” y pedirá que se revisen los Episodios Nacionales

En una larga entrevista concedida al Canal +, el profesor Aimé Douele, doctor en Historia y Decano de La Facultad de Historia de la Universidad de La Shouponne de París, aseguró tener datos que permitirían a su departamento pedir a sus homólogos españoles la revisión y rectificación de algunos episodios bélicos en que se enfrentaron franceses y españoles por considerar que estos últimos acudieron a la contienda bajo los efectos de alguna sustancia estimulante, es decir, dopados hasta la montera.
Aunque no supo precisar de que tipo de sustancia se trataba, sí aseguró que era un elemento, al parecer, muy común en todo el territorio y que era comúnmente conocido con el nombre de “morapio” (él pronunció ‘mogapio’, que suena más grave) y que, en el caso concreto de Bailén pudo ser de la variedad denominada “Montilla” o “Jerez”, sin descartar, visto el resultado, la posibilidad de que los guerrilleros se hubiesen dopado con la variedad “peleón”, la cual, como su nombre indica les ponía en un trance denominado melopea, pedo, pedal, tranca, trancón, tablón, curda, mierda u otros quinientos nombres diferentes más que les hacía ponerse muy agresivos y soltar, según expresión copiada y poco académica, “ondanadas de hostias y darles pa'l pelo”, si bien no queda muy claro por que se mezclaban elementos religiosos y laborales a menos que se hiciera referencia a la extremaunción y algún tipo de asistencia para que el soldado se aseara y cortara el cabello por si tenía la desgracia de caer en combate. Debían profundizar en la investigación de esta parte, un tanto oscura aun.
Aunque, aseguró, la investigación aun está en proceso, no se descarta ampliarla a otros episodios, como los Arapiles, donde también se llevaron lo suyo (Esto es normal, según el profesor Douele. Cuando un ejeército se desplaza acarrea con todas sus pertenencias en la medida de lo posible). Según el profesor Douele, los resultados obtenidos hasta ahora permiten presumir que se podrá ampliar la mencionada exigencia de rectificación.
Igualmente, nuevos datos permiten augurar, según Douele, incluso la posibilidad de denunciar a los españoles por fraude. Ante la insistencia del entrevistador, el profesor Aimé Douele afirmó tener información que demostraría que Agustina de Aragón era en realidad un sargento de Artillería cuyo nombre verdadero era Agustín Portillo y que se disfrazaba de mujer para mayor escarnio de las tropas francesas, que se sentirían humillados al ver que una mujer les zurraba la badana (Estaban investigando este último término). Y encima, no era maño, sino de Malcocinado (Badajoz). Para un país de gourmets ¿cabe mayor desprecio?
Apoyaba su hipótesis en el hecho de que los mismos españoles se preocupaban de confirmarlo al asegurar a cada momento que Agustina era “una mujer con dos pares de cojones”, lo cual, aparte de una rara malformación genital, ponía en evidencia el presunto fraude del sexo de Agustín Portillo, alias la Agustina de Aragón.
A la pregunta de si no temía que los españoles se tomaran muy mal sus afirmaciones, el profesor Douele respondió: "De ninguna manera. Me consta que los españoles sienten una gran admiración por los hombres franceses, como demuestra el hecho de que suelen pedir a las mujeres que le imiten a un francés".

Nos hemos puesto en contacto con el profesor D. Antonio Lasca Gao, Doctor en Historia y catedrático, el cual no ha dudado en afirmar:
“El profesor Douele demuestra, al confundir los verbos imitar y hacer, un desconocimiento de la lengua española solo comparable a su ignorancia de la Historia de nuestro país, la cual tiende a mezclar con la ficción. Y si hablamos de ficción, que se sepa, los que suelen acudir dopados a las peleas y combates son Asterix y coaldeanos, con excepción de Obelix, que ya viene dopado de serie.
Déjenme decirle una cosa que no es mía, pero que resume todo este asunto:
La tortilla de patata, o sea, española, es mejor que la francesa porque tiene más huevos”

Hemos desistido de preguntar a las fuerzas políticas su opinión acerca del tema. Total ¿para qué?

miércoles, 8 de febrero de 2012

La manipulación y como aceptamos sin protestar que nos lo quiten todo.

Os aconsejo que os leáis esto. Seguramente encontraréis cosas que os suenam mucho y, es muy posible, que os terminéis de convencer de que nos están manipulando a su antojo con el fin de quitarnos lo poco que aun nos queda.

Noam Chomsky y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática

El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios...

1. La estrategia de la distracción

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética.

“Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto 'Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.