domingo, 12 de febrero de 2012

Francia acusa a los guerrilleros de “doping” y pedirá que se revisen los Episodios Nacionales

En una larga entrevista concedida al Canal +, el profesor Aimé Douele, doctor en Historia y Decano de La Facultad de Historia de la Universidad de La Shouponne de París, aseguró tener datos que permitirían a su departamento pedir a sus homólogos españoles la revisión y rectificación de algunos episodios bélicos en que se enfrentaron franceses y españoles por considerar que estos últimos acudieron a la contienda bajo los efectos de alguna sustancia estimulante, es decir, dopados hasta la montera.
Aunque no supo precisar de que tipo de sustancia se trataba, sí aseguró que era un elemento, al parecer, muy común en todo el territorio y que era comúnmente conocido con el nombre de “morapio” (él pronunció ‘mogapio’, que suena más grave) y que, en el caso concreto de Bailén pudo ser de la variedad denominada “Montilla” o “Jerez”, sin descartar, visto el resultado, la posibilidad de que los guerrilleros se hubiesen dopado con la variedad “peleón”, la cual, como su nombre indica les ponía en un trance denominado melopea, pedo, pedal, tranca, trancón, tablón, curda, mierda u otros quinientos nombres diferentes más que les hacía ponerse muy agresivos y soltar, según expresión copiada y poco académica, “ondanadas de hostias y darles pa'l pelo”, si bien no queda muy claro por que se mezclaban elementos religiosos y laborales a menos que se hiciera referencia a la extremaunción y algún tipo de asistencia para que el soldado se aseara y cortara el cabello por si tenía la desgracia de caer en combate. Debían profundizar en la investigación de esta parte, un tanto oscura aun.
Aunque, aseguró, la investigación aun está en proceso, no se descarta ampliarla a otros episodios, como los Arapiles, donde también se llevaron lo suyo (Esto es normal, según el profesor Douele. Cuando un ejeército se desplaza acarrea con todas sus pertenencias en la medida de lo posible). Según el profesor Douele, los resultados obtenidos hasta ahora permiten presumir que se podrá ampliar la mencionada exigencia de rectificación.
Igualmente, nuevos datos permiten augurar, según Douele, incluso la posibilidad de denunciar a los españoles por fraude. Ante la insistencia del entrevistador, el profesor Aimé Douele afirmó tener información que demostraría que Agustina de Aragón era en realidad un sargento de Artillería cuyo nombre verdadero era Agustín Portillo y que se disfrazaba de mujer para mayor escarnio de las tropas francesas, que se sentirían humillados al ver que una mujer les zurraba la badana (Estaban investigando este último término). Y encima, no era maño, sino de Malcocinado (Badajoz). Para un país de gourmets ¿cabe mayor desprecio?
Apoyaba su hipótesis en el hecho de que los mismos españoles se preocupaban de confirmarlo al asegurar a cada momento que Agustina era “una mujer con dos pares de cojones”, lo cual, aparte de una rara malformación genital, ponía en evidencia el presunto fraude del sexo de Agustín Portillo, alias la Agustina de Aragón.
A la pregunta de si no temía que los españoles se tomaran muy mal sus afirmaciones, el profesor Douele respondió: "De ninguna manera. Me consta que los españoles sienten una gran admiración por los hombres franceses, como demuestra el hecho de que suelen pedir a las mujeres que le imiten a un francés".

Nos hemos puesto en contacto con el profesor D. Antonio Lasca Gao, Doctor en Historia y catedrático, el cual no ha dudado en afirmar:
“El profesor Douele demuestra, al confundir los verbos imitar y hacer, un desconocimiento de la lengua española solo comparable a su ignorancia de la Historia de nuestro país, la cual tiende a mezclar con la ficción. Y si hablamos de ficción, que se sepa, los que suelen acudir dopados a las peleas y combates son Asterix y coaldeanos, con excepción de Obelix, que ya viene dopado de serie.
Déjenme decirle una cosa que no es mía, pero que resume todo este asunto:
La tortilla de patata, o sea, española, es mejor que la francesa porque tiene más huevos”

Hemos desistido de preguntar a las fuerzas políticas su opinión acerca del tema. Total ¿para qué?