martes, 25 de junio de 2013

Alemanes

Andaba estos días por Facebook un enlace que nos llevaba a una especie de reportaje de una TV alemana sobre la ineficacia española en el trabajo y culpando a la misma de la actual situación económica de nuestro país, obviando que de esa crisis no se libra ni la tan ponderada eficacia teutona; eficacia que yo comparo con la del burro de la noria, que gira y gira aunque no tiene ni puta idea de para qué. Basaba el inteligente reportero germano, entre otras cosas en el tema de los trabajadores que abandonan su puesto de trabajo para fumar, dando por supuesto, me imagino, que en España un cirujano es capaz de abandonar la sala de operaciones para fumarse un cigarrillo. Ellos no hacen eso, los alemanes son in capaces de hacer una cosa así; mayormente por que no están programados para eso y, por tanto, en las aristas y ángulos de sus teutonas cabezas no cabe semejante cosa.

Yo, de cualquier modo, comparo el sentido malicioso y sesgado del reportaje (?) con el hecho de, pongo por ejemplo, irme con una cámara de TV al balneario  5 ( o 6, ahora no recuerdo) de la Playa de Palma, a cualquier hora de cualquier día de verano (siempre que sea antes de la 00:00, que es cuando se desconectan) y grabar a los varios cientos de alemanes y alemanas, divididos en grupos más o menos grandes, pero nunca menos de seis, bebiendo de un cubo de los de fregona o similar lleno de sangría, o lo que les echen, con largas pajitas. El espectáculo es digno de ver. Otros, en la arena, consumen botellas de cava de a euro la unidad y las van dejando clavadas en la arena como exhibición de de su buen hacer y alarde de la refinada cultura alemana, así como en su eficacia en el trasiego de alcohol. A la hora de exhibir el reportaje se podría dar la idea de que, tomando como muestra lo que ahí se enseña, todos los alemanes son unos animales maleducados en cuanto se embrutecen con el alcohol. Nada más falso. Todo el mundo sabe que muchos alemanes son así sin necesidad de beber una gota.

El mismo derecho tengo yo de juzgarlo a ellos que el que ellos se arrogan de juzgarme a mí. Y punto pelota.