martes, 25 de octubre de 2011

El Gran Joputa

“Recuerde esto: la gente a la que intenta pisar son todas las personas de las que depende. Somos quienes le lavamos la ropa y le hacemos la comida y le servimos la cena. Le hacemos la cama. Cuidamos de usted mientras duerme. Conducimos ambulancias. Le pasamos llamadas. Somos cocineros y taxistas, y lo sabemos todo de usted. Gestionamos sus pólizas del seguro y los cargos en su tarjeta de crédito. Controlamos cada momento de su vida.
Somos hijos medianos de la historia, educados por la televisión para creer que un día seremos millonarios y estrellas de cine y estrellas del rock, pero no es así. Y acabamos de darnos cuenta. Así que no intente jodernos” Tyler Durden en El Club de la Lucha.


La primera regla del Club de la Lucha contra el Gran Joputa es que debe hablarse del Club de la Lucha contra el Gran Joputa.

El Gran Joputa vive en enormes casas y palacios construido a base del trabajo y la sangre ajenos. El Gran Joputa no ha trabajado decentemente en su puta, y regalada, vida de parásito chupasangre, y ni falta que le hace; hay millones de seres que lo hacen para él. El Gran Joputa ni siquiera se molesta en buscar la sangre de la que se sustenta porque tiene sicarios y mamporreros que se la llevan. A estos sicarios y mamporreros los conoce todo el mundo. Son gobiernos y políticos, y son los que le hacen el trabajo sucio. El Gran Joputa lo controla todo, desde el combustible con que se mueve tu coche y se calienta tu casa hasta el trabajo que te malpagan; desde la fabricación y tráfico de armas hasta la fabricación y tráfico droga, pasando por tu hipoteca: la de tu casa y la de tu futuro.

La segunda regla del Club de la Lucha contra el Gran Joputa es que debe hablarse del Club de la Lucha contra el Gran Joputa.

Un día el Gran Joputa nos mostró unas hermosas casas, unos coches potentísimos y nos dijo que todos teníamos derecho a desearlos y tenerlos, que no hacía falta tener el dinero, que podíamos pagarlo cómodamente, poco a poco, como quisiéramos. Y le creímos. Nos dijo que bebiendo esto o lo otro seríamos más hombre o mas mujer. Y le creímos. Nos dijo que si nos perfumábamos con un determinado perfume habría por ahí una mujer de generosos pechos buscando a Pedro, a Pablo o Hipólito, como, según la tele, buscaba a Jack. Y nos lo creímos. Nos dijo que fumáramos y fumamos. ¡Venga al mundo de M alboro! Después nos dijeron que el tabaco nos mataba, pero no prohibieron el tabaco. Y le ponen aditamentos para hacerte adicto. Luego, cuando vas a la consulta de tu médico con un enfisema, pueden negarte el tratamiento porque ya estabas avisado de las consecuencias negativas del tabaco y era tu responsabilidad no fumar. Como es también tu responsabilidad no correr con esos coches potentísimos que te venden. Nos hicieron creer que si no teníamos todo eso, éramos unos fracasados, así que nos endeudamos de por vida, la nuestra y la de nuestros hijos. Nuestras deudas serán su herencia.

La tercera regla del Club de la Lucha contra el Gran Joputa es que muchos son pocos para luchar contra el Gran Joputa.

Y ahora quiere cobrar. Quiere que le pagues lo que no tienes. O te lo quitará todo. Lo tuyo y lo de tus hijos. Así que estás dispuesto a hacer lo que sea. A tragar con lo que sea para que tus hijos no sufran. El Gran Joputa se alimenta de tu miedo, de tu sufrimiento, de tus horas y horas de trabajo por un salario de miseria. Y cada vez te quita más. Y cada día ves que él engorda más.

La cuarta regla del Club de la Lucha contra el Gran Joputa es que no importa cuantos, ni donde, ni con qué armas debe lucharse contra el Gran Joputa

El Gran Joputa manipula la información que recibes. Le aterra que sepas. Te prefiere ignorante y sumiso, o, al menos, tranquilo. Y te ofrece espectáculo, futbol. Pan y circo. En realidad, el Gran Joputa aspira a ser el Gran Hermano y controlar absolutamente todo. Lo que comes y lo que piensas. Lo que crees y aquello de lo que dudas. Te prefiere alienado. La inteligencia, la cultura, el pensamiento libre le da pánico.

Pero el mundo perfecto no existe ni siquiera para el Gran Joputa. Y aún puedes pensar. E imaginar. Y puedes imaginar una situación parecida a la del principio de estas letras, en la que tienes al Gran Joputa cogido por las pelotas y puedes preguntarle: No nos vamos a hacer daño ¿verdad?
El Gran Joputa no tiene identidad porque es muchas identidades. Pero tú y yo si tenemos identidad, porque somos todos y somos uno solo. Todos aquellos a los que quieren robar. Todos aquellos a los que quitan, cada día, un poco mas de libertad. Todos aquellos a los que engañan y manipulan y conducen como borregos. Hasta que digamos ¡basta!
Y ahora es el momento de decirlo. Mañana es tarde. Nos jugamos mucho. Utilizan esta crisis, que no lo es para ellos, para acabar de quitarnos lo poco que nos queda. En nombre de un Sistema financiero que solo ellos saben que es, en nombre del Gran Joputa, nos quitan el derecho a la salud, el derecho de nuestros hijos a no ser unos ignorantes manipulables, nos quitan el trabajo para entregarlo a otros totalmente devaluado. Ellos lo tienen muy claro: si tienes dinero tienes salud, enseñanza, casa y derecho a una vida digna, si no tienes dinero…
A nosotros nos toca tenerlo también muy claro.

La quinta regla del Club de la Lucha contra el Gran Joputa es que la lucha acaba cuando cae el Gran Joputa y nunca antes.

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