domingo, 29 de agosto de 2010

Hacer lo contrario de lo que se predica

               Me imagino que todos y cada uno de nosotros, a lo largo de su vida laboral y profesional, en algún momento, hemos hecho lo contrario de lo predicábamos a los demás. Me explico: En los mas de treinta años de profesional de Servicio Post Venta he tenido que explicar miles de veces a mis cliente que cambiar o modificar piezas o software simplemente porque pensamos que mejorará el funcionamiento de una máquina no es una buena idea, sino que la mayoría de las veces lo que se consigue es todo lo contrario, o sea, despertar a esa bestia dormida que todo artilugio lleva en su interior.
               Al principio los problemas se limitaban a errores de cableado o montaje; eran tiempos en que lo que predominaba era la mecánica y el montaje eléctrico. Mucho ajuste mecánico y mucha soldadura. Y un error a la hora de modificar el funcionamiento de una máquina se solucionaba repasando el protocolo de la modificación hasta que se hallaba el error y se corregía. Pero llegó la informática y se incorporó a todas las cosas que usamos normalmente. Ya no basta modificar el circuito eléctrico o cambiar un relé, ahora se cambian módulos completos y te quedas sin saber cual era la causa real del problema; eso es mucho mas barato que las horas que se podrían llegar a invertir, en un trabajo de campo, en diagnosticar y reparar; eso en el caso de que fuese posible reparar in situ, lo cual, la mayoría de las veces es imposible. Pero es que, además, el cambio de determinadas piezas requiere una recarga de software, firmware, o ambas, cosas para que luego ¡sorpresa! no funcione como funcionaba y se te quede esa cara de tonto mientras piensas ¿En que me he equivocado?. Tranquilo. No te has equivocado en nada. Solo es que la placa de circuito impreso que has cambiado,exactamente igual que la que has quitado, y a la que has puesto el mismo software, tiene su propia personalidad y no se va a dejar convencer con los mismos argumentos que la anterior, sino que tendrás que intentar que te entienda con el mismo idioma, pero explicado de otra manera. Entonces la sicoanalizas, hurgas en su memoria buscando una pista y la encuentras, o no, y al final decides que le vas hacer tragar el software tanto si le gusta como si no. Termina funcionando. Y el cliente, que está de los nervios, que te conoce y sabe que cuando sudas y resoplas es que la cosa no va como debiera, te pregunta: ¿Que? Que te han mandado la pieza mala ¿ no? Y tu decides que explicarle  que simplemente ha sido una disparidad de criterio con un objeto inanimado no te teja en buen lugar y puede poner en peligro el buen concepto que él tiene de ti, y que has ido adquiriendo a lo largo de tantos años; por tanto buscas una explicación fácil de asimilar y muy difícil de rebatir: No, es que he aprovechado par actualizar todo el software y, claro, después hay que volver a ajustarlo todo. Y rezas para que el artefacto se comporte. Normalmente lo hace. Y si no, tu cliente te llama para decirte que con la versión anterior iba mejor. Y rezas para que te prejubilen. Y te planteas escribir un libro que se titule algo así como: Las máquinas, el software y la madre que los parió.

             Un consejo que es casi un axioma: SI FUNCIONA, NI SE TE OCURRA TOCARLO.

            Por cierto, sabiendo esto, ¿por qué narices se me ocurriría a mi meterme a cambiar el Sistema Operativo de mi ordenador?

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